miércoles, 30 de agosto de 2017

ALIMENTANDO OVEJAS O ENTRETENIENDO CABRAS

Por Archibald G. Brown

Originalmente atribuido a CH Spurgeon. Esto parece más bien ser una versión editada de un sermón por uno de sus estudiantes, Archibald G. Brown. “La misión de diversión del diablo”, de la cual se ha tomado aparentemente, fue publicado en 1889.

Un mal se encuentra en el profeso campo del Señor tan grosero en su impudencia que los más miopes no pueden dejar de notarlo. Durante los últimos años este mal se ha desarrollado a un ritmo anormal y va de mal en peor. Ha funcionado como la levadura hasta que toda la masa queda fermentada. El diablo rara vez ha hecho algo más listo que insinuar a la Iglesia que parte de su misión es proporcionar entretenimiento para la gente con el fin de ganarlos. Hablando como lo hicieron los puritanos, la Iglesia gradualmente atenuó su testimonio, luego guiñó el ojo y excusó las frivolidades del día. Luego los toleró en sus fronteras. Ahora los ha adoptado bajo el clamor de llegar a las masas.

Mi primera afirmación es que proporcionar diversión a la gente no se menciona en ninguna parte de las Escrituras como una función de la Iglesia. Si es una obra cristiana ¿por qué Cristo no habló de ella? ‘Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura’. Esto es bastante claro. Pero así habría sido si añadiera, “y proveer diversión para aquellos que no quieren gustar el evangelio”. Sin embargo, no se encuentran tales palabras en la Biblia. Esto no parecía ocurrírsele al Señor. Y de nuevo, ‘Él dio algunos apóstoles, algunos profetas, algunos pastores y maestros, para la obra del ministerio’. ¿Dónde entran los artistas? El Espíritu Santo calla respecto a ellos. ¿Fueron perseguidos los profetas porque divirtieron al pueblo o porque se negaron a hacerlo? El concierto no tiene apariencia de mártir.

Una vez más, proporcionar diversión es una contradicción directa a la enseñanza y la vida de Cristo y todos sus apóstoles. ¿Cuál fue la actitud de la Iglesia hacia el mundo? ‘Vosotros sois la sal’, no dulces de azúcar, a saber, algo que el mundo despreciará, no tragará con gusto. Corto y agudo era el enunciado, ‘Deja que los muertos entierren a sus muertos’. ¡Él hablaba en serio! Si Cristo hubiera introducido más de esos elementos brillantes y agradables en la misión, habría sido más popular cuando ellos regresaron, debido a la naturaleza de su enseñanza. No le oigo decir: “Pedro, corre tras estas personas, y diles que mañana tendremos un estilo diferente de servicio, algo corto y atractivo con poca predicación. Tendremos una noche agradable para la gente. Diles que pueden estar seguros que lo disfrutarán ¡Sé rápido Pedro, tenemos que atrapar al pueblo de alguna manera!”.

Jesús se compadeció de los pecadores, suspiró y lloró por ellos, pero nunca trató de divertirlos. En vano se buscarán las epístolas para encontrar cualquier rastro de la diversión del evangelio. Su mensaje es: “¡Salid, manténganse fuera, manténganse limpios!”. Cualquier cosa parecida a una broma en sus cartas, es evidente por su ausencia. Los apóstoles tenían una confianza ilimitada en el evangelio y no empleaban otra arma. Después de que Pedro y Juan fueron encerrados por predicar, la Iglesia tuvo una reunión de oración, pero no oraron: “Señor, concede a tus siervos que por un uso sabio y perspicaz de la recreación inocente podamos mostrar a estas personas lo felices que somos”. Ellos no cesaron de predicar a Cristo, no tuvieron tiempo para organizar entretenimientos. Esparcidos por la persecución, fueron por todas partes predicando el evangelio. Ellos “volvieron el mundo al revés”. ¡Esa es la diferencia! ¡Señor, limpia la Iglesia de toda la putrefacción y basura que el diablo le ha impuesto y tráenos de vuelta a los métodos apostólicos! 

Por último, la misión de diversión no consigue el fin deseado. Esto obra estragos entre los jóvenes convertidos. ¡Deja a los descuidados y burlones, los cuales agradecen a Dios porque la Iglesia los conoció a medias, que hablen y testifiquen! ¡Deja que los​​ cargados quienes encontraron paz a través de un concierto no guarden silencio! ¡Que el borracho a quien el entretenimiento dramático haya sido el eslabón de Dios en la cadena de su conversión, se levante! No hay nadie que responda. La misión de la diversión no produce conversos. 

La necesidad del momento para el ministerio de hoy es creer que la erudición se puede unir a una espiritualidad seria, la cual surge del otro como el fruto desde la raíz. La necesidad es la doctrina bíblica, tan entendida y sentida, que encienda en fuego a los hombres.

Tomado de:
FEEDING SHEEP OR AMUSING GOATS Febrero 2002

https://banneroftruth.org/uk/resources/articles/2002/feeding-sheep-or-amusing-goats/

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